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Construcciones en escayola
Con frecuencia, en nuestros dioramas nos resultará interesante la inclusión de estructuras y construcciones, como búnkeres, obstáculos antitanque, edificaciones, etc. Todos estos elementos se pueden construir sin mucha dificultad empleando un material muy clásico: la escayola.
La escayola es un polvo blanco que al hidratarse (es decir, al mezclarse con agua en cierta cantidad) se endurece y queda finalmente con unas características de piedra ligeramente porosa, tras evaporarse el exceso de agua. Trabajar con escayola no es difícil siempre que conozcamos las características del material: la escayola, tras mezclarse con la cantidad requerida de agua, forma una pasta que durante unos momentos es lo bastante blanda como para verterse en un molde, a continuación se produce un “falso fraguado”, es decir, un aparente y brusco endurecimiento de la masa que a partir de ese momento ya no es moldeable, y finalmente se produce un lento secado (que puede durar varios días) hasta alcanzar su endurecimiento y resistencia definitivos.
Se puede construir en escayola prácticamente cualquier construcción con todos sus detalles, en una sola pieza o ensamblando varias, siempre y cuando hayamos hecho el molde adecuado. La pieza de escayola resultante se puede cortar con sierra, marcar con punzón, taladrar o lijar.
Como ejemplo, haremos en escayola una de las construcciones más simples que se pueden hacer: un “diente de dragón”, un tipo de obstáculo antitanque de hormigón de la Segunda Guerra Mundial (también hubieron “dientes de dragón” en la Primera Guerra Mundial, sólo que en este caso eran con forma de prisma y no de tronco de pirámide). Una vez tenemos claro lo que queremos construir y sus dimensiones, construimos con lámina de poliestireno de 0,5 mm de espesor las cinco piezas del molde; dado que en aquella época los encofrados para el hormigón se hacían con tablas de madera y las marcas de estas tablas quedaban en la construcción final, cortaremos tiras de poliestireno de 0,5 mm de espesor y de 3, 4 o 5 mm de anchura, y las pegaremos en las caras interiores de las piezas; unimos todas las piezas del molde, teniendo en cuenta que hemos de poder desmontar el molde con facilidad y sin dañar la pieza. Ya tenemos el molde hecho. A continuación y con un pincel, le damos una capa de aceite por la parte interior, para facilitar el desmoldeo posterior. Ya está listo el molde para recibir la escayola.
Para hacer la mezcla de escayola y agua hacemos lo siguiente: colocamos una cantidad de escayola en un recipiente de boca ancha, y lo colocamos bajo un grifo abierto dejando caer sobre la escayola agua poco a poco pero de forma continua, mientras vamos removiendo y mezclando con una espátula pequeña. Cuando obtengamos una mezcla pastosa (no del todo líquida) y homogénea procedemos a verterla rápidamente en el molde ayudándonos de la espátula si hace falta, para que la mezcla penetre hasta el último recoveco, y antes de que se produzca el “falso fraguado”. Si hemos hecho poca mezcla no importa, pues podemos hacer más y echarla encima de la que tenemos. Una vez lleno el molde, lo dejamos secarse completamente en un lugar a temperatura ambiente. Bajo ningún concepto debemos intentar acelerar el secado con estufas, secadores o poniendo el molde bajo el sol directo, pues con eso sólo conseguiríamos que se nos agrietara la pieza.
Cuando la pieza esté seca del todo, lo que notamos al tacto (si no está fría, ya se ha secado), podemos desmoldar con cuidado de no dañar la pieza. La pieza resultante ya se puede pintar, aunque conviene imprimarla bien.
El proceso de construcción de elementos más complejos es análogo a lo ya explicado. Si queremos hacer un búnker, por ejemplo, el molde ha de tener dos partes, una exterior y otra interior, y verter la escayola por el espacio intermedio. Un búnker entero no suele hacerse en una sola pieza. Dependiendo de la tipología, puede que tengamos que hacer por una parte las paredes, por otra el suelo, luego el techo e incluso un corredor de entrada. En cualquier caso, la construcción que queramos reproducir determinará el tipo de molde y el número y características de sus piezas.
Nota: Las ilustraciones de este artículo se han obtenido de la desaparecida revista "Modelismo e Historia".